lunes, 9 de agosto de 2010

Twenty Eighth Of A Million

Un jardín únicamente lleno de trigidias absolutamente del mismo color rojizo, luego, en obscuridad completa, se hacen visibles las luciérnagas y las pocas luces que permanecen encendidas tornan sus alrededores de color cobre contrarrestando el azul marino que provoca la noche, los grillos y sus sonidos de una forma casi sincronizada suenan. ¿Ya has ubicado ya mi concepto del lugar en el que estoy? Después, me encuentro observando casi sin parpadear como una pareja enfrente de mí, sin darse siquiera cuenta de que yo estoy también en el mismo perímetro, caminan, hablan y se entienden de una manera sutil y un tanto hostil, como si fueran una sola persona interactuando con sus pensamientos, la luz lunar refleja en sus cuatro ojos no amor pero lo que sea que existe un poco antes de éste. Me retuerzo por dentro y tapo los míos para no tener esas escenas penetradas en mi cabeza. Casi sin esperanzas, deseo que estés actuando y por dios, te des cuenta de que estoy allí, que yo te puedo ofrecer más y me abraces. En cambio, regresando a la escena, algo dentro de mi muere, no tengo en cuenta si existen palabras para describir lo que es, pero sigo allí, dejando mi última esperanza perecer para darte fin y superar… Superar.

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